Familia |
Cuenta un cuento que la alegría de vivir era latente.
A medida que caminaba unos pasos, flores blancas crecían decorando su sendero.
Picaflores y golondrinas acompañaban al andar. Nunca se sintió solo.
Su risa llenaba el aire de vibraciones únicas, contagiosas, resonantes.
Galopábamos por los verdes campos y nadábamos en el mar. Mientras, el Sol bañaba las casas de cada familia repartiendo calidez, aroma a fresco.
Un día, una suave nube gris acompañó la llovizna que presentó esa primavera. Trajo consigo panaderos, mariposas y demases maravillas de la naturaleza.
Fue un instante único, uno de esos que graban su permanencia para siempre en los recuerdos, por su simple existencia.
Cada pajarito, cada señor y señora, lo sabían.
Lo contaron hasta que no hubo a quien más contar.
Surgió la necesidad de sobresalir y el cuento pasó a segundo plano.
Después nadie supo más nada.
La nube no quiso irse, puesto que también quería el primer plano.
Pasó el tiempo. Todo fue igual.
Hasta hoy, que comenzamos una vez más a escuchar lo que cuenta este antiguo cuento,
de lo que fue, de lo que es y de lo que será.
El Eterno
FS
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esciba, opine, redacte, muestre, brinde. Sientase escuchado, daremos lectura al dialogo ya comenzado